domingo, 18 de septiembre de 2011

Oración



-Para orar, es necesario querer orar
-La oración es buscar a Dios, es ponernos en contacto con Dios, es encontrarnos con Dios, es acercarnos a Dios
-Orar es llamar y responder. Es llamar a Dios y es responder a sus invitaciones. Es un diálogo de amor

-Quien tiene el hábito de orar, en su vida ve la acción de Dios en los momentos de más importancia, en las horas difíciles, en la tentación, etc
-En cambio, si no oramos con frecuencia, vamos dejando morir a Dios en nuestro corazón y vendrán otras cosas a ocupar el lugar que a Dios le corresponde

¿Por qué nos desanimamos en la oración?
 
-Algunas veces podemos desanimarnos en la oración, porque creemos que estamos orando, pero lo que hemos hecho no es propiamente oración

Lo que no es oración

-Si no se dirige a Dios, no es propiamente oración
-Si no buscamos una comunicación con Dios, sino únicamente una tranquilidad y una paz interior, no estamos orando, sino buscando un beneficio personal
-Si no interviene la persona con todo su ser (afectos, inteligencia y voluntad) no es oración
-Si no hay humildad y esfuerzo no es oración. Para orar es necesario reconocer que necesitamos de Dios
-Si no hay un diálogo con Dios, no es oración
-Cuando retamos o exigimos a Dios tampoco estamos orando
-Si no nos sentimos poco a poco más identificados con Jesucristo no hemos hecho oración
-Si no tenemos un fruto de más amor a Dios, al prójimo y a nosotros mismos, no hemos hecho oración.

Características de la oración

-La oración se dirige a Dios y no necesita de muchas palabras: Él conoce lo que nos pasa.
-La oración debe ser perseverante: tener paciencia en establecer ese diálogo con Dios.
-La oración debe ser insistente: no abandonarla a la primera sino insistir
-Para orar es necesario ser humildes: es enriquecerse partiendo de nuestra pobreza para abrirnos a la riqueza de Dios.
-La oración es poderosa: se pueden observar en la Iglesia muchos imposibles conseguidos por la oración
-La oración es confiada: al orar se tiene la certeza de que Dios no nos va a fallar y esto debe transformar nuestra vida
-La oración, siempre debe estar precedida del perdón: antes de orar debemos limpiar nuestro corazón...
-La oración es necesaria para no caer en tentación: nos fortalece para vivir siempre cerca de Dios

Consejos para la oración

Cuando comencemos a orar es muy conveniente hacer un ejercicio de reflexión para preparar nuestro corazón. Consiste en detenernos un momento a pensar que es lo que estamos haciendo, con quién estamos hablando

Dedicar cada día unos minutos a la oración personal. Así como dormimos, comemos, trabajamos y descansamos, la oración debe formar parte de nuestra vida diaria.

Algunas recomendaciones prácticas que cada persona puede adaptar a su estilo de vida:

- Lugar: Escoger un lugar específico para orar. No importa cuál sea, mientras nos ayude a obtener el silencio interior que necesitamos

- Horario: Revisar nuestro horario y escoger para la oración un momento en el que nos encontremos en paz y no tengamos muchas ocupaciones y que tampoco nos encontremos muy cansados. Procurar que esta hora sea siempre la misma y mantenerla fija lo más que se pueda

- Postura: La postura es importante, mas no indispensable. La oración no es cuestión de ejercicios físicos, es algo espiritual. Cada quien puede adoptar la postura que quiera, ya que cada persona experimenta las cosas de manera distinta. Nos pueden ayudar algunos ejercicios de relajación y de respiración, pero sin convertirse en el fin de nuestra meditación.


Tipos de oración:
Los caminos de la oración son muchos. Se puede orar de varias formas. Existen muchos modos de entrar en contacto con Dios. Cada quien elegirá el suyo de acuerdo a su personalidad, a sus circunstancias personales, a lo que le llene más espiritualmente en cada momento determinado.

Éstas son:

Oración vocal
Lectura meditada
Contemplación del
Evangelio
Oración sobre la vida cotidiana
Oración de contemplación

Oración vocal:

Consiste en repetir con los labios o con la mente, oraciones ya formuladas y escritas como el Padrenuestro, el Avemaría, el ángel de la guarda, la Salve. Para aprovechar esta forma de oración es necesario pronunciar las oraciones lentamente, haciendo una pausa en cada palabra o en cada frase con la que nos sintamos atraídos. Se trata de profundizar en su sentido y de tomar la actitud interior que las palabras nos sugieren. Es así como podemos elevar el alma a Dios. Podemos apoyarnos en la oración vocal para después poder pasar a otra forma de oración. Todos los pasos en la vida se dan con apoyos y la oración vocal es un apoyo para las demás. La palabra escrita es como un puente que nos ayuda a establecer contacto con Dios. Por ejemplo, si yo leo "Tú eres mi Dios" y trato de hacer mías esas palabras identificando mi atención con el contenido de la frase, mi mente y mi corazón ya están "con" Dios.

La lectura meditada:

Un libro nos puede ayudar mucho en el camino a encontrarnos con Dios. No se trata de leer un libro para adquirir cultura, sino de tener un contacto más íntimo con Dios y el libro puede ser una ayuda para conseguirlo. No se trata de aprender cosas nuevas, sino de platicar con Dios acerca de las ideas que nos inspire el contenido del libro. Hay que leer hasta que encontremos una idea que nos haga entrar en contacto con Dios y ahí frenar la lectura "saboreando" el momento. Es así como se profundiza en las ideas del libro para escuchar a Dios. Si cuando estamos leyendo, se produce una visita de Dios, abandonémonos a Él. Al orar hay algo que nos "llama", una idea en la que sentimos la necesidad de profundizar. Para profundizar volvemos a la idea para verla en todos sus aspectos hasta que llegue a sernos personal, hasta que la hagamos propia. Esta idea mueve nuestra voluntad, nuestra capacidad para el amor, el deseo y el afecto. Esta oración debe terminar con un propósito de vida de acuerdo a las ideas en las que hemos profundizado en compañía de Dios.

Contemplación del Evangelio:

Consiste en leer un pasaje del Evangelio, contemplarlo, saborearlo y compararlo con nuestra vida, tratando de ver qué es lo que debo cambiar para vivir de acuerdo a los criterios de Cristo. Al leer el Evangelio nos vamos a familiarizar con los gestos y las palabras de Cristo, y a comprender su sentido. Poco a poco iremos cambiando nuestra mentalidad y nuestra conducta de acuerdo a los criterios del Evangelio. Comparamos nuestro actuar en la vida con la vida de Jesús en el Evangelio. Se trata de mirar a Jesús más que mirar el pasaje del Evangelio, escuchar su Palabra. Al orar de esta forma, hemos pasado de la reflexión que se detiene a mirar en cada punto a un mirar simplemente a Cristo. Para ponerlo en práctica se necesitan seguir los siguientes pasos:

a) Ponernos en presencia de Dios y ofrecerle nuestra oración. Leer lentamente la escena del Evangelio para tener una visión rápida de conjunto, del lugar donde sucede. Por ejemplo, en Belén, en el templo de Jerusalén, etc. Después pedirle a Dios que adquiramos un conocimiento más hondo de Jesús para amarlo más y poderlo servir mejor.

b)Volvemos sobre el pasaje evangélico y vemos las personas y:
- Vemos a los personajes que hablan y actúan en el pasaje. Fijarnos en cada uno en particular viendo primero su exterior para luego contemplar sus sentimientos más íntimos, sean buenos o malos. Sacar algún fruto personal.
- Después escuchamos las palabras: Penetrar en su sentido, poner atención a cada una de ellas. Algunas palabras las podemos escuchar dirigidas a nosotros personalmente. Sacar un fruto personal.
- Como tercer punto, consideraremos las acciones: seguir las diversas acciones de Jesús o de las demás personas. Penetrar en los motivos de tales acciones y los sentimientos que los han inspirado. Sacar algún fruto personal, recordando que la oración nos debe llevar a la conversión de corazón.

c) Terminar platicando con Jesús o con su Madre la Santísima Virgen María acerca de lo que hemos descubierto.

Oración sobre la vida cotidiana:

Dios está presente en nuestra vida. Los acontecimientos de la vida son un camino natural para entrar en contacto con Dios. Es necesario buscar la presencia de Dios en nuestra vida y descubrir qué es lo que Dios quiere de nosotros. Esta búsqueda y este descubrimiento son ya una oración. Estar atentos a lo que Dios quiere de nuestra vida es hacer oración y nos invita a colaborar con Él. De esta "mirada" sobre mi vida nacerá el asombro, el agradecimiento, la admiración, el dolor, el pesar, etc. De esta manera nuestra vida entera será una oración.

Contemplación:

Se le conoce también como silencio en presencia de Dios. Este es el punto donde culminan todos las formas de orar de las que hemos hablado con anterioridad. Es el momento en que se interrumpe la lectura, o se deja la reflexión sobre un acontecimiento, una idea o un pasaje del Evangelio. Se da cuando ya no hay deseos de seguir lo demás, se ha encontrado al Señor con toda sencillez, después de recorrer un camino. Hemos experimentado interiormente que Dios nos ama a nosotros y a los demás. Es guardar silencio en presencia de Dios con un sentimiento de admiración, de confusión, de gratitud, cuando nos sentimos invadidos por la grandeza de Dios y su amor hacia nosotros y nos ofrecemos a Él.
La oración contemplativa es mirar a Jesús detenidamente, es escuchar su Palabra, es amarlo silenciosamente. Puede durar un minuto o una hora. No importa el tiempo que dure ni el momento que escojamos para hacerla.
Para tener una oración contemplativa, debemos:

a) Recoger el corazón: Olvidarnos de todo lo demás, encontrándonos con Él tal y como somos, sin tratar de ocultarle nada.

b) Mirar a Dios para conocerle: No se puede amar lo que no se conoce. Al mirarlo debemos tratar de conocerlo en su interior, sus pensamientos y deseos.

c) Dejar que Él te mire: Su mirada nos iluminará y empezaremos a ver las cosas como Él las ve.

d) Escucharle con espíritu de obediencia, de acogida, de adhesión a lo que Él quiere de nosotros. Escuchar atentamente lo que Dios nos inspira y llevarlo a nuestra vida.

e) Guardar silencio: Silencio exterior e interior. En la oración contemplativa no debe haber discursos, sólo pequeñas expresiones de amor. Hablar a Jesús con lo que nos diga el corazón.


Autor: Catolic.net

No hay comentarios:

Publicar un comentario