miércoles, 29 de febrero de 2012

SEGUNDO MOMENTO: DURANTE EL DIA




Tres actitudes, al menos, que deben orientar y animar al apóstol de Jesús durante la jornada.
        
     1. Dejarse guiar
        
Supone la actitud de continuar el proceso iniciado por la mañana. La apertura al Espíritu Santo y el gesto de ofrenda me van a colocar en sintonía con Dios que se manifiesta a lo largo de todo mi día. (No es necesario llevar conmigo un itinerario para hacer experiencia de Dios, sino más bien estar atento a las innumerables señales de su presencia.)
        
— Busca estar en constante sintonía con el Espíritu de Dios: presente, actuante, liberador, amoroso. Siéntete en sus manos, guiado por Él. Es el Espíritu que “llega antes que nosotros, que trabaja más y mejor que nosotros, que juega siempre su partida como vencedor”. Es el Espíritu quien camina junto a mí, que anima, envuelve, empuja, desinstala, despierta, sonríe, danza, invade e inspira.
        
Déjate guiar por el Espíritu...

— Y haz, como Abraham, un camino de fe en medio de las incertidumbres e inseguridades del futuro (cf. Gn 12, 1-9).
        
— Es la actitud de Moisés que, a pesar del miedo y las resistencias de su corazón, asume el proyecto liberador de Dios para con su pueblo (cf. Ex 3,1-10).
        
— Es la atención del joven Samuel que busca, en medio de tantas voces, discernir la voz de Dios y colocarse a su disposición (cf. 1 Sam 3,1-21).
        
— Es dejarse llevar, como Elías, a un lugar especial para recibir el soplo de Dios, e iluminar los ruidos, las luchas y tas persecuciones cotidianas, y renovar el celo por las cosas del Señor (1 Re 19, 1-18).

— Es hacer la experiencia de Jesús que se dejó conducir al desierto, para escuchar a Dios hablarle al corazón, superar las contradicciones, vencer el mal, y disponerse para ser presencia viva en medio del pueblo (cf. Mt 4,1-11).
        
— Es colocarse con confianza en las manos de Dios, como Maria, con la intención de percibir y vivir su voluntad a lo largo del camino y colaborar en el proyecto salvífico (cf. Lc 1, 26-38).
        
— En fin, es la actitud de los discípulos de Jesús que, movidos por el Espíritu, recobran el ánimo, el coraje, el vigor y se vuelven valientes en la misión de anunciar las maravillas de Dios como hizo el Maestro (cf. Hch 2, 1-36).
        
Toma uno de estos textos cada día y déjate orientar por las actitudes que allí se vivencian

                        2. Confianza

Una actitud fundamental para ser vivida a lo largo del día es la del profeta Jeremías, que se ve como barro en las manos del alfarero y se deja modelar por sus manos. Vaso frágil, que se puede quebrar, pero que va tomando la forma que el alfarero quiere darle. Es Dios modelando mi historia y la historia del mundo. Ver: Jer 18, 1-6.

            3. Prestar atención
        
Esta es la actitud básica del apóstol de Jesús. Completa así un conjunto de actitudes fundamentales que nos pueden ayudar mucho a hacer experiencia de Dios en la vida. Si Dios se revela, se deja encontrar, se manifiesta en todo y en todos; si el Espíritu Santo llega antes que nosotros y trabaja más y mejor que nosotros, entonces, ¿qué nos queda por hacer? ¿Cuál es nuestra participación?
        
— Es preciso cultivar una mirada nueva y limpia, transparente, capaz de ver las cosas, los acontecimientos y las personas a partir del corazón. Mirar el mundo con los ojos del corazón de Dios. “Ver trazos eternos en paisajes diarios”.

— Es preciso entrenar nuestra atención para percibir la presencia de Dios y sus llamadas. Prestar atención a las señales de su presencia, discernir, escrutar, e intuir obedientemente una respuesta. Solo una mirada limpia y transparente, libre de prejuicios y deseosa de ver, y un corazón atento, son capaces de percibir, de darse cuenta de los pasos de Dios en las experiencias de la vida cotidiana.
        
¿Prestar atención a qué?
        
— A los innumerables y diferentes rostros que encontramos. Mirarlos atentantamente. Observa la fisionomía de cada persona que Dios coloca en tu camino. Haz silencio ante el misterio de cada uno y de cada una.
  
— A los rostros desfigurados. Contempla tantos rostros sufrientes, que son la expresión del abandono, la exclusión, del egoísmo, del hambre, del pecado. ¿A qué te llaman? ¿Cómo los acoges en tu mente y en tu corazón?

— A los niños y jóvenes. Observa cómo ellos transmiten vida y esperanza. Acógelos en tu corazón. Renueva tu esperanza...

— A la naturaleza. Contempla la belleza de la creación, los colores, los movimientos, la vida que late. Observa también las señales de destrucción. Siéntete llamado a cuidarla...
        
— A las obras humanas. Déjate impactar por a capacidad que tiene el ser humano de crear. Contempla las obras de arte sencillas y complejas. Déjate llenar de admiración por la capacidad de creatividad, de construir belleza, de facilitar la vida de las personas. ¿Qué llamadas sientes ante todo esto? ¡Cuantas cosas bonitas es capaz de crear el ser humano!
        
— A las señales de muerte. También allí Dios nos entrega un mensaje. Esas señales están entremezcladas con las señales de vida, por tanto, tienden a aparecer con más claridad. Están en el corazón humano, están también impregnando las estructuras que matan. Siente los llamados de Dios...
        
Déjate iluminar por las palabras de Jesús: Mt 16,1-4.



Autor: Vanderlei Soela, FMS

martes, 28 de febrero de 2012

PRIMER MOMENTO: MAÑANA




1. Hago un pequeño ejercicio de respiración, tomando conciencia de la vida que habita en mí. Me doy cuenta de los sentimientos que me invaden en este momento. Los acojo y los abrazo.
        
2. Invoco la presencia amorosa y transformadora del Espíritu de Dios. Le pido que habite y fecunde la tierra de mi corazón. (Puedo utilizar una canción de fondo, como “Veni Sancte Spiritus” - Taizé).
        
3. Rezo el salmo 139: “Señor, Tú me sondeas y me conoces.”  Experimento la mano cariñosa y amorosa de Dios que me guía y me acompaña.
        
4. Pido al Señor el don de la apertura del corazón, generosidad y ojos abiertos para estar atento a las señales de su presencia en el transcurso del día que tengo por delante.
        
Levántate por la mañana, colócate delante de Dios y di: Bendícenos y bendice este día que comienza. Y, en consecuencia, considera todo este día como un don de Dios, y considérate a ti mismo como un enviado de Dios a ese algo desconocido que es el nuevo día. Esto quiere decir, simplemente, algo muy difícil: que nada de lo que suceda en este día sea ajeno a la voluntad de Dios; todo, sin excepción, es una situación en la cual Dios te colocó para que percibas ahí su presencia, su amor, su compasión, su inteligencia creadora, su valentía... Y, por otro lado, cada vez que encuentres una situación, recuerda que tú eres quien Dios colocó allí para realizar la tarea del cristiano, ser un fragmento del Cuerpo de Cristo, una acción de Dios.

Autor: Vanderlei Soela, FMS

lunes, 27 de febrero de 2012

Iniciando el camino...




Una espiritualidad apostólica exige de nosotros una atención permanente y especial a las señales de la presencia de Dios. Supone un ejercicio constante para escudriñar los pasos de Dios en el caminar de la historia. Dios se deja encontrar y se revela en todas las situaciones: de vida y de muerte, de pobreza y riqueza, de fe y de incertidumbre. En el transcurso de un día podemos experimentar las manifestaciones de su presencia misteriosa y amorosa.

“Señor, Tú me sondeas y me conoces.., todos mis caminos te son familiares. Si subo hasta los cielos, allí estás Tú; si me acuesto en abismo, allí te encuentro” (Sal 139, 2b.8)
        
Así lo hizo con Champagnat. Él se sabía amado por Dios y nuestro Marcelino podía encontrarlo tanto en el silencio de los bosques del Hermitage, como en el ruido de las calles de París. La presencia de Dios es cuestión estar en sintonía con el amado.

Algunas actitudes son imprescindibles si queremos realizar un encuentro con Dios a lo largo de un día de nuestra vida. Esas actitudes podemos cultivarlas a partir de un deseo de apertura y acogida, de búsqueda de una respuesta obediente y amorosa.

Autor: Vanderlei Soela, FMS

domingo, 26 de febrero de 2012

LA ROCA



En cierta ocasión un hombre dormía en su cabaña, cuando de repente una luz iluminó la habitación y apareció Dios.

El Señor le dijo que tenía un trabajo para él y le mostró una gran roca frente a la cabaña.  Le explicó que debía empujar la piedra con todas sus fuerzas.

El hombre hizo lo que el Señor le pidió, día tras día. Por muchos años, desde que salía el sol hasta el ocaso, el hombre empujaba la fría piedra con todas sus fuerzas… y ésta no se movía.  Todas las noches el hombre regresaba a su cabaña muy cansado y sintiendo que todos sus esfuerzos eran en vano.

Como empezó a sentirse frustrado, Satanás decidió entrar en el juego trayendo pensamientos a su mente:    -“Has estado empujando esa roca por mucho tiempo, y no se ha movido”.-

 Al hombre le dio la impresión que la tarea que le habían encomendado era imposible de realizar y que él era un fracaso.  El hombre pensó en abandonar la tarea pero antes decidió elevar una oración al Señor y confesarle sus sentimientos:

 -“Señor, he trabajado duro por mucho tiempo a tu servicio. He empleado toda mi fuerza para conseguir lo que me pediste, pero aun así no he podido mover la roca ni un milímetro. ¿Qué pasa? ¿Por qué he fracasado?”

El Señor le respondió:

“Querido hijo, cuando te pedí que me sirvieras y tú aceptaste, te dije que tu tarea era empujar contra la roca con todas tus fuerzas, y lo has hecho. Nunca dije que esperaba que la movieras. Tu tarea era empujar. Ahora vienes a mí sin fuerzas a decirme que has fracasado, pero ¿en realidad fracasaste? Mírate ahora, tus brazos están fuertes y musculosos, tu espalda fuerte y bronceada, tus manos callosas por la constante presión, tus piernas se han vuelto duras. A pesar de la adversidad has crecido mucho.

Cierto, no has movido la roca, pero tu misión era ser obediente y empujar para ejercitar tu fe en mi. Eso lo has conseguido. Ahora, yo moveré la roca”

Algunas veces, cuando Dios nos pide algo tratamos de utilizar nuestra lógica para descifrar su voluntad, cuando en realidad solo nos pide obediencia y fe en Él. Es conveniente ejercitar nuestra fe, que mueve montañas, pero conscientes que es Dios quien al final logra moverlas.

Cuando todo parezca ir mal… sólo EMPUJA.  Cuando estés agotado por el trabajo… sólo EMPUJA.

Cuando la gente no se comporte de la manera que te parece que debería… sólo EMPUJA.  Cuando te sientas fracasado y sin esperanza, cuando sientas que ya nada vale la pena… solo EMPUJA.

En su vida, San Marcelino Champagnat se enfrentó a muchos momentos de presión e ingratitud... La gente lo criticaba, las autoridades eclesiásticas lo señalaban, los compañeros del seminario se extrañaban.

Pero él nunca dejó de soñar en el sueño que Dios le había inspirado.  Y Marcelino EMPUJÓ siempre,  tomado de la mano de Dios.

Un Directivo marista es aquél que ha borrado de su vocabulario la palabra: “no puedo”. O también  “es muy difícil para mí”.  “Mejor que lo haga otro que sí pueda”

Cuando las cosas no vayan como tú quieres, recuerda a san Marcelino.  Y EMPUJA.  Directivo: no olvides LA ROCA de la que fuiste tallado.

Y, por encima de todo, recuerda que a un marista se le distingue por su grande amor y devoción a la Santísima Virgen María. Nunca olvides que un hijo se parece a su Madre.

Servicio, entrega, esperanza, amor a la patria y respeto por la voz de Dios. No lo olvides: obediencia y fe. Él siempre estará contigo, recuerda involucrarlo en tus planes. Cuando Dios está de tu lado, aunque un ejército acampe contra ti, no tienes nada que temer. Que Jesús, María y Champagnat se queden siempre contigo.



Autor: “Cuando alguien evoluciona también evoluciona todo a su alrededor” CENTRO DE ANIMACIÓN MARISTA

sábado, 25 de febrero de 2012

Credo Marista


Creemos en el camino que iniciamos por el espíritu, los ideales, la entrega y el tesón de Marcelino Champagnat en el Hermitage.

Creemos que ese camino conduce a un mundo más justo y mejor y que afrontarlo sin miedo y con alegría es parte de nuestra tarea.

Creemos que para avanzar sólo nos hace falta dar ejemplo de presencia y humildad.

¡ TODOS SOMOS HERMANOS!

Creemos firmemente que el carisma de Marcelino sigue vivo hoy en día.

Creemos que es posible cambiar el mundo promoviendo la educación de los jóvenes y de los más necesitados.

Estamos para servir, para ayudar, para acompañar, para escuchar.

¡ EN TODO ESTO CREEMOS!

Podemos y queremos soñar y el sueño se hace realidad en nuestro trabajo sencillo de cada día.

Creemos que merece la pena desgastar la vida al caminar y que la fe es fuerza que vence las dificultades.

Nosotros somos Maristas y a este credo te invitamos a participar.

Autor: Maristas Ibérica

viernes, 24 de febrero de 2012

Conviértanse y crean en la Buena Noticia



De hecho, la vida de los mortales está plagada de lazos de ofensas y de redes de engaños... Y como quiera que estas redes las había tendido el enemigo por todas partes y en ellas había envuelto a casi todos, era necesario que viniese uno que fuera más fuerte y mayor que ellas, para que las triturase y así dejase expedito el camino para cuantos le sigan. Por esta razón también el Salvador, antes de unirse con la Iglesia, fue tentado por el diablo... para vencer las redes y poder mirar por ellas y, a través de ellas, llamar hacia sí a la Iglesia, con el fin, sin duda alguna, de enseñarla y mostrarle que no se debe venir a Cristo por el ocio y los placeres, sino a través de muchas tribulaciones y pruebas.

        Por eso no hubo nadie que pudiera vencer semejantes redes, porque, como está escrito, todos pecaron (Rm 3,23)... Por eso únicamente nuestro Señor y Salvador Jesucristo no cometió pecado (1P 2,22)., sin embargo el Padre le hizo pecado por nosotros, para que en la carne semejante a la del pecado y a causa del pecado condenase al pecador.

Vino, pues, a estas redes, pero únicamente él no se vio envuelto por ellas, antes al contrario él las rompió y las trituró, y dio así a su Iglesia confianza para atreverse ya a quebrar los lazos, atravesar por las redes y decir toda animosa: Nuestra alma se escapó cual pájaro del lazo de los cazadores: el lazo se rompió y nosotros quedamos libres (Sal. 123,7)..

        Pero, ¿quién quebrantó los lazos, sino el único al que ellos no pudieron atrapar?
Efectivamente, aunque él también estuvo sujeto a la muerte, voluntariamente, que no forzado por el pecado, como nosotros, él fue el único libre entre los muertos  (Sal. 87,6 LXX).. Y porque fue libre entre los muertos, una vez vencido el que tenía el imperio de la muerte, arrancó la cautividades que subsistía para la muerte. Y no sólo él mismo se resucitó de entre los muertos, sino que junto con él resucitó a los que estaban cautivos de la muerte y junto con él los hizo sentar en los cielos (Ef 2,5s). Por eso, subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad (Ef 4,8).

Autor:  Orígenes (v. 185-253), sacerdote y teólogo, Comentario al Cantar de los cantares, Tercero II, 27-33; SC 376


jueves, 23 de febrero de 2012

Nicholas James Vujicic "Sin brazos, sin piernas, sin límites..."






Predicador católico, orador  motivacional y director de Life Without Limbs, una organización para personas con discapacidad física.

Su historia...
Nació en Melbourne, Australia, el 4 de diciembre de 1982.

Nació con una agenesia consistente en una tri-amelia que se caracteriza por la carencia de tres de sus extremidades, le faltan ambos brazos a nivel de los hombros y extremidad inferior derecha, y con una meromelia de la extremidad inferior izquierda, tiene un pequeño pie con dos dedos protuberando de su muslo izquierdo.
Al principio sus padres se sintieron desolados, pero Nick había nacido sano. Su vida estuvo llena de dificultades. Una de ellas fue no poder acudir a una escuela normal pese a no tener discapacidades mentales, pero Nick fue uno de los primeros estudiantes discapacitados en migrar a una escuela normal.  
Aprendió a escribir usando los dos dedos en su “pie” izquierdo, y utiliza un aparato que se introduce en su dedo más grande para sostener cosas. Aprendió a usar la computadora y a teclear con el método “heel and toe” (demostrado en sus charlas). También puede lanzar bolas de tenis y contestar el teléfono.

Sufrió acoso en el colegio, y con ocho años, comenzó a plantearse el suicidio. Después de rogar por unos brazos y unas piernas, Nick comenzó a observar que sus logros eran la inspiración de muchos, y comenzó a agradecer que estaba vivo. Con diecisiete años comenzó a dar charlas a su grupo de oración y comenzó una organización sin ánimo de lucro.

Nick se graduó en la Facultad con 21 años, especializándose en Contabilidad y Planificación Financiera. Comenzó sus viajes como orador motivacional, enfocándose en los temas que la juventud de hoy en día debe enfrentar. También da charlas para el sector corporativo, aunque su enfoque es ser un orador motivacional internacional tanto para comunidades cristianas como no cristianas. Viaja con regularidad a distintos países para hablar en congregaciones, escuelas y juntas corporativas cristianas. Ha hablado ya en 4 Continentes (Africa, Asia, Oceania y America), en más de treinta paises y con 12 mil personas cara a cara.

A la edad de 25 años, Nick quiere ser económicamente independiente. Desea promocionar sus palabras mediante el show de Oprah Winfrey, así como escribir libros. Su primer libro, que espera completar a finales del 2009, se llama “No Arms, No Legs, No Worries!” (¡Sin brazos, Sin Piernas, Sin Preocupaciones!)

Autor: humanizar.uc.cl

miércoles, 22 de febrero de 2012

Benedicto XVI y la Cuaresma



HECHOS

Estamos empezando la Cuaresma. Para algunos, nada significa; su vida sigue igual. Para otros, es ocasión de carnavales previos, donde predominan excesos, inmoralidades, negocios, turismo, pero nada de revisar costumbres y actitudes, para resucitar con Cristo a una nueva forma de ser y de actuar.

Unas personas recuerdan tiempos idos, cuando los papás exigían a los hijos hacer algún sacrificio, como no comer golosinas, o ponerse una piedrita en el zapato. Se puede reducir este tiempo sólo a actividades exteriores, como tomar ceniza, no comer carne los viernes, ayunar en miércoles de ceniza y viernes santo, dejar de comer pan o tortillas, no fumar o beber, abstenerse de alguna telenovela, etc. Esto vale y no es despreciable, pues Jesús pasó cuarenta días en el desierto en plan de austeridad, y estos sacrificios corporales son una forma de unirnos a la pasión redentora de Jesús y de aprender a dominar nuestro cuerpo, para vencer las tentaciones. Sin embargo, el tiempo de Cuaresma tiene un sentido más profundo.

CRITERIOS

El Papa Benedicto XVI nos envió un mensaje, del que comparto algunos pasajes: “La Cuaresma nos ofrece una vez más la oportunidad de reflexionar sobre el corazón de la vida cristiana: la caridad. Este año deseo proponer algunas reflexiones a la luz de un breve texto bíblico tomado de la Carta a los Hebreos: «Fijémonos los unos en los otros para estímulo de la caridad y las buenas obras» (10,24).

El verbo que abre nuestra exhortación invita a fijar la mirada en el otro, ante todo en Jesús, y a estar atentos los unos a los otros, a no mostrarse extraños, indiferentes a la suerte de los hermanos. Sin embargo, con frecuencia prevalece la actitud contraria: la indiferencia o el desinterés, que nacen del egoísmo, encubierto bajo la apariencia del respeto por la «esfera privada». También hoy resuena con fuerza la voz del Señor que nos llama a cada uno de nosotros a hacernos cargo del otro. Hoy Dios nos sigue pidiendo que seamos «guardianes» de nuestros hermanos (cf. Gn 4,9), que entablemos relaciones caracterizadas por el cuidado reciproco, por la atención al bien del otro y a todo su bien. Si cultivamos esta mirada de fraternidad, la solidaridad, la justicia, así como la misericordia y la compasión, brotarán naturalmente de nuestro corazón.

La atención al otro conlleva desear el bien para él o para ella en todos los aspectos: físico, moral y espiritual. Interesarse por el hermano significa abrir los ojos a sus necesidades. ¿Qué es lo que impide esta mirada humana y amorosa hacia el hermano? Con frecuencia son la riqueza material y la saciedad, pero también el anteponer los propios intereses y las propias preocupaciones a todo lo demás. Una sociedad como la actual puede llegar a ser sorda, tanto ante los sufrimientos físicos, como ante las exigencias espirituales y morales de la vida. En la comunidad cristiana no debe ser así. Nuestra existencia está relacionada con la de los demás, tanto en el bien como en el mal; tanto el pecado como las obras de caridad tienen también una dimensión social. La caridad para con los hermanos, una de cuyas expresiones es la limosna —una típica práctica cuaresmal junto con la oración y el ayuno—, radica en esta pertenencia común. Todos han de sentir la urgencia de ponerse a competir en la caridad, en el servicio y en las buenas obras. Esta llamada es especialmente intensa en el tiempo santo de preparación a la Pascua”.

PROPUESTAS

Tu Cuaresma, para que sea auténtica, te ha de impulsar a transfigurarte en Cristo. El se retira a la soledad del desierto, para comunicarse con su Padre. Apoyado en la Palabra de Dios, vence las tentaciones e inicia su servicio a los que sufren.

Haz el esfuerzo de privarte del ruido y de las distracciones que te enajenan; entra en ti y reflexiona en tu vida a la luz de la Biblia; sacrifica tu comer y beber; dedica tiempo a la oración, en tu casa o ante el Sagrario. Sobre todo, vence tus cadenas de pecado y haz algo o mucho por los demás, por tus familiares que sufren y por tantos pobres que esperan una mano cercana y un corazón generoso. Así, resucitarás y serás una persona transformada.

Escrito por  Mons. Felipe Arizmendi Esquive , Obispo de San Cristóbal de Las Casas, México.





Los enfermos son nuestros amos y señores.
Los enfermos son la pupila y el corazón de Dios.
Los enfermos son la herencia y el patrimonio de Cristo.
El que sirve a los enfermos, sirve y cuida a Cristo nuestro Redentor.
El hospital es el jardín perfumado y delicioso de la caridad.
Entre las obras de caridad cristiana ninguna agrada más a Dios que la del servicio a los pobres enfermos.
Bienaventurado y dichoso el servidor de los enfermos que gasta su vida en este santo oficio con las manos metidas en la pasta de la caridad.
Dichosos vosotros que tenéis tan buena ocasión de servir a Dios a la cabecera de los enfermos.
Dichosos vosotros si podéis ir acompañados al tribunal de Dios por una lágrima, un suspiro o una bendición de estos pobres enfermos.
Sirvan al enfermo como una madre sirve a su único hijo enfermo.

Autor: San Camilo

martes, 21 de febrero de 2012

¡Dios no Puede Resistir Ante tu Ofrenda!



Fue en 1991, en el norte de Italia. Mis superiores me habían encargado fundar un seminario, lo cual no es nada fácil. Sin embargo, a pesar de tanto trabajo, fui a visitar a un joven de veintisiete años, enfermo de sida. Lo llamaré «Lauro».

Era mi primera experiencia. Una característica general de los enfermos terminales es la monotonía de las horas que pasan lentamente ante la cruda realidad: no queda más que esperar la muerte. Se confesó y comulgó después de varios años.
Las visitas a Lauro se multiplicaron. Pasé de ser el «sacerdote que visita al enfermo» a ser el «sacerdote-amigo» y, en poco tiempo, el «amigo que es también sacerdote». Y aquí inicia el milagro.

Un día iba por la carretera para visitar a Lauro. Una idea me molestaba: «Tú llegas, te paras allí media hora, bromeas, lo confiesas y después lo dejas en su martirio. ¡No basta!…» Pero no sabía qué hacer. De pronto, una voz me habló. La escuché tan claramente que me giré dentro del auto para ver quién me había hablado. Luego se repitió muy fuerte. La voz venía de dentro de mí: «Detente en la próxima parroquia y pide un crucifijo». Fue sorprendente.

Me paré en la primera iglesia –afortunadamente conocía al párroco–, entré y le dije en voz baja: «Padre, necesito un crucifijo». «¿Un crucifijo?», respondió extrañado. «Sí, no me pregunte para qué, porque tampoco yo lo sé». Fuimos a la sacristía y me dió uno lleno de polvo. Le agradecí el gesto y volví al coche. Aún quedaba media hora de camino. Apagué la radio para tratar de comprender qué tenía que hacer. Al llegar iba a salir del coche sin el crucifijo, pero al verlo entendí todo. Entré en la casa. Conversé con Lauro y al final le dije: «Lauro, te quiero dar un regalo. Depende de tu respuesta. ¿Estás listo?» Pensó que era una broma. Le pregunté: «¿Quieres ser misionero?» Puso cara de extrañeza. Le enseñé el crucifijo y le dije: «Míralo bien: tú estás clavado a la cama y Él está clavado a la cruz, por eso te entiende. Pero hay una diferencia: Él era inocente y se ofrecía por nuestra salvación, y en cambio tú… Lauro, ¡son casi idénticos!»

Él, sin quitar los ojos del crucifijo, asentía. Dios estaba penetrando su corazón.
Percibiendo esto, continué: «Tú tienes un tesoro inmenso: sufrimientos, soledad y a veces también angustia. ¡No lo desperdicies! Si ofreces esta montaña de dolor a tu Amigo, ¡puedes salvar el mundo! ¡Dios no puede resistir ante tu ofrenda!»

Con los ojos llenos de lágrimas levantó su mano lentamente hacia la cruz y me dijo:
«Ya entiendo». «No, aún no termino. Mira, mis superiores me han encargado abrir un seminario en seis meses y tengo que encontrar casa, permisos, dinero y vocaciones. Además, cada día encuentro muchos casos difíciles y no sé cómo ayudar a todos; por ello te propongo ser misionero conmigo. Cada vez que encuentre un caso difícil te llamaré, tú rezarás y ofrecerás el dolor por ellos y por el seminario. De verdad, yo sólo no puedo, pero contigo sí. ¿Me ayudas?» Y asintió con un movimiento de su cabeza.
La lista de casos difíciles aumentaba. En las visitas a Lauro le refería sucesos, dificultades, nombres y él absorbía cada detalle para llevarlo al altar de su sufrimiento. Ahora era él quien me animaba. ¡Increíble!

El día de la fundación del seminario, en el mismo momento en que celebraba la misa de inauguración pensando en Lauro, Dios se lo llevó. Fue sepultado con su crucifijo de misionero en el pecho. No pude participar en su funeral y cuando fui a visitar a su madre, ella misma me contó algunos particulares. Los últimos meses Lauro pedía que le sostuvieran la cruz delante de sus ojos durante horas y él rezaba mientras le iban leyendo la lista de casos difíciles. Oraba profundamente y luego decía: «Otro mamá» y ella leía el nombre siguiente.

Su madre no conocía toda la historia, así que se la conté. Ella me escuchaba conmovida, pero cuando mencioné el nombre de la iglesia donde conseguí el crucifijo, rompió en llanto. Después de unos momentos me preguntó: «¿De dónde dijiste que tomaste esa cruz?» «De la parroquia de Pernate», le respondí. Volvió a llorar. Y entonces me dijo: «Vivíamos allí cuando Lauro nació; en esa misma iglesia fue bautizado.
Autor: P. Hernán Jiménez, LC

lunes, 20 de febrero de 2012

ORACIONES



El día de hoy los invito a cada uno de ustedes a que dediquen unos momentos para rezar por los enfermos. Para lo cual les dejo este par de oraciones y les enlazo al documento pdf donde encontraran más en el nombre del autor (http://www.religiososcamilosperu.org/pdf/15.pdf) de estas imágenes que se pueden imprimir y colocar como separadores de libros.


Autor: Comunidad Camilos de Peru