sábado, 11 de mayo de 2013

La ilusión








“Sin ilusiones la humanidad moriría de desesperación o de aburrimiento”, dijo Anatole France.

Todas las aventuras, los inventos, los hallazgos arqueológicos...se han llevado a cabo gracias a personas ilusionadas en la vida.

Acuérdense del alpinista Edmund Hillary, el neozelandés que escaló por vez primera la cima del Himalaya, clavando lleno de ilusión y sano orgullo su bandera nacional. La ilusión de los conquistadores españoles que se echaron a la suerte y se lanzaron a alta mar, conquistando México, Perú y las Américas, y llevando la fe cristiana, aunque a muchos les costó la vida. El bacilo de Koch, la penicilina de Fleming, la máquina a vapor de James Watt y Stephenson, el cine de los hermanos Lumiére, el submarino de Monturiol e Isaac Peral, el avión de los hermanos Whright...todos estos inventos se llevaron a cabo gracias a la ilusión de estos hombres. Sin ilusión no hay avances, ni progreso, ni heroísmo. Sin ilusión la humanidad muere de desesperación o de aburrimiento. La ilusión da ganas de vivir y nos hace crecer las alas de nuestra alma.

La ilusión empuja, arrastra, tira, fascina por su contenido y pone en marcha la motivación. Es como sentirse hipnotizado ante aquello que queremos conseguir.

¡Cuántas veces hemos oído de algún amigo que, con el rostro radiante, nos dice con palabras rotundas: “Estoy muy ilusionado”!

¿Qué podemos decir de la ilusión positiva, la que no deforma la realidad, como veremos después, sino que es el soporte de la acción, la energía emocional que nos mueve en pro de la consecución de nuestro proyecto?

No pocas veces la realidad cotidiana se nos presenta “gris”, enormemente rutinaria, por seguir una pauta marcada y, por tanto, desprovista de incentivos. Es verdad que cada día nos vemos obligados a realizar una serie de tareas que son más o menos iguales; pero detengámonos y pensemos:

1)            ¿Por qué, en vez de mantener fija nuestra vista en el componente negro del gris, no impregnamos mucho más nuestra mirada del componente blanco?

2)            Aunque desempeñemos todos los días las mismas tareas, no quiere decir que tengamos que realizarlas de la misma manera. Podemos hacer intervenir a nuestra fantasía, de manera que demos calor y alegría a lo que es rutinario y repetitivo.

3)            Por otra parte, siendo el hombre ser inacabado y continuo proyecto, siempre es posible diseñar proyectos que se salgan de lo cotidiano, que sean asequibles y nos motiven.

Tanto si nos ocupamos en las tareas necesarias del cotidiano vivir, como si proyectamos cosas nuevas, debemos vivir con ilusión y realizando un constante ejercicio de esperanza. Un buen resultado se obtiene haciendo bien lo que debemos hacer, con ilusión positiva, fundada en la percepción real de las cosas.

Autor: Antonio Rivero, LC | Fuente: GAMA-virtudes y valores




No hay comentarios:

Publicar un comentario