viernes, 21 de junio de 2013

Coge la cruz de cada día





 “Que coja su cruz cada día y me siga”

    El peso de la cruz, que Cristo ha cargado, es la corrupción de la naturaleza humana con todas sus consecuencias de pecado y sufrimiento, con las cuales la castigada humanidad está abatida. Sustraer del mundo esa carga, ése es el sentido del vía crucis. No se trata, pues, de un recuerdo simplemente piadoso de los sufrimientos del Señor cuando alguien desea el sufrimiento. La expiación voluntaria es lo que nos une más profundamente y de un modo real y auténtico con el Señor. Y ésa nace de una unión ya existente con Cristo. Pues la naturaleza humana huya del sufrimiento… Sólo puede aspirar a la expiación quien tiene abiertos los ojos del espíritu al sentido sobrenatural de los acontecimientos del mundo; esto resulta posible sólo en los hombres en los que habita el Espíritu de Cristo…

    Ayudar a Cristo a llevar la cruz proporciona una alegría fuerte y pura… De ahí que la preferencia por el camino de la cruz no signifique ninguna repugnancia ante el hecho de que el Viernes Santo ya haya pasado y la obra de redención haya sido consumada. Solamente los redimidos, los hijos de la gracia, pueden ser portadores de la cruz de Cristo. El sufrimiento humano recibe fuerza expiatoria sólo si está unido al sufrimiento de la cabeza divina.

    Sufrir y ser felices en el sufrimiento, estar en la tierra, recorrer los sucios y ásperos caminos de esta tierra, y con todo reinar con Cristo a la derecha del Padre; reir y llorar con los hijos de este mundo, y con los coros de los ángeles cantar ininterrumpidamente alabanzas a Dios: ésta es la vida del cristiano hasta el día en que rompa el alba de la eternidad.


Santa Teresa Benedicta de la Cruz [Édith Stein] (1891-1942), carmelita, mártir, copatrona de Europa. “El amor a la Cruz” meditación del 24/11/1934

No hay comentarios:

Publicar un comentario