martes, 8 de marzo de 2016

DIARIO DE UN CURA RURAL




Basado en la cautivadora novela de Georges Bernanos, este film del legendario director Robert Bresson es un puñetazo en el estómago espiritual. El protagonista es el cura de Ambricourt, un joven sacerdote frágil y apenas ordenado que llega a un pequeño pueblo de la campiña francesa para tener su primera parroquia, para descubrir que su ministerio (en realidad, su misma presencia) es fuertemente rechazada – o aún peor, meramente tolerada por un rebaño dolorosamente indiferente.

Afectado por una salud que se deteriora rápidamente y afligido tanto por la cínica apatía de sus parroquianos como por sus propias inseguridades y dudas de fe, el sacerdote lucha por abrazar si vocación.



La obra maestra de Bresson es una mirada sobria y austera a dos cosas que me asustan mucho sobre la santidad: la realidad de la noche oscura del alma y el reto de sacrificarse completamente y sin reservas, haciendo las cosas justas y virtuosas independientemente del hecho que gente lo note o lo alabe, y por la recompensa terrena.

Es un recuerdo doloroso del hecho de que esta vida es de verdad un valle de lágrimas, y que intentar vivir en la máxima plenitud siempre estará acompañado de dudas y sufrimientos. Pero al mismo tiempo, el buen cura recuerda que “Dios no es un torturador”, haciendo notar a una condesa obstinada que Dios “no es el dueño del amor, es el Amor mismo”.

Autor: Joseph Susanka | Fuente: aleteia.org



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