miércoles, 20 de abril de 2016

Cámbialo todo con tu sonrisa




Cada una de tus sonrisas, puesta al servicio de Dios, transmite la fuerza y la alegría que otros necesitan para seguir adelante ¡Te animamos a convertirte en “apóstol de la sonrisa”!

“La sonrisa es como un tesoro inacabable que mientras más da, más se llena ¿Por qué no convertirte en apóstol de la sonrisa ahora? La sonrisa es tu instrumento, la caña para pescar almas y hacerlas felices.

Santificando la gracia que habita en ti, te dará el encanto especial que necesitas para transmitir a los otros ese bien.

Sonríe a los tristes.
Sonríe a los tímidos.
Sonríe a los amigos.
Sonríe a los jóvenes.
Sonríe a los ancianos.
Sonríe a tu familia.
Sonríe en tus penas.
Sonríe en tus pruebas.
Sonríe en tus soledades.
Sonríe por amor a Jesús.
Sonríe por amor a las almas.

Estas buenas disposiciones siempre son el principio de obras generosas y actos nobles. La influencia de tu sonrisa obra maravillas que tú ignoras.

También sonríele a Dios. Sonríe a Dios mientras aceptas con amor todo lo que Él te manda y merecerás la radiante sonrisa que Cristo fija en ti con especial amor por toda la eternidad.”

Autor:  Sofía Passetti Fuente: Oleada Joven

martes, 19 de abril de 2016

RECURSOS 5 consejos de como unir tu vocación profesional con tu misión





Cristo resucitado (¡aleluya!) se encuentra con sus discípulos pescando y les habla. En este pasaje, se lee también como el Señor habla directamente a Pedro, preguntándole 3 veces que si lo ama y aunque no se menciona textualmente, recuerdas las 3 veces que lo negó (Jn 21,1-19. 3er domingo de Pascua, ciclo C). Jesús sabía muy bien quienes eran sus discípulos y en este caso eran pescadores. Esa era su vocación profesional por llamarlo así. Pero su misión era a los ojos de Dios era otra. Sin mas rodeos, su vocación profesional los hizo pescadores, si, pero su misión, los hizo pescadores de hombres.

Tal vez jamás te hayas parado a pensar esto, pero ¿como puedo responder a el llamado de la misión que Dios me tiene preparada si creo que mi vocación profesional parece incompatible?

Desde Catoliscopio te queremos ayudar con esto, así que, de una vez, empezamos:

1.- PRACTICA LA MISERICORDIA Y EL AMOR

En el año de la misericordia es normal que esto esté primero, pero es difícil encontrarse con alguien que verdaderamente la quiera vivir de forma plena. Es difícil de lograr en la vida diaria, pero no es incompatible con nuestra vocación y nuestra misión, especialmente como cristianos, ya que como tales, estamos llamados tener y practicar la misericordia.

Empieza a practicar la misericordia en todo lugar, desde tu trabajo o tu servicio y verás como cambia todo, poniendo como unión entre tu vida diaria y la misericordia, el amor. Pongo el ejemplo de mi padre que siendo el encargado de una construcción, llamó a trabajar a unas personas  de mi calle con dificultades para conseguir trabajo dados sus antecedentes de robo; o aquella vez que un conocido mío que les daba de igual manera trabajo a otras personas mientras les enseñaba sobre la biblia. “Donde no hay amor, ponga amor y sacará amor” nos dejó como frase un santo y creo que con esto aplica totalmente.

2.- NO OLVIDES EL TESTIMONIO DE VIDA

Jamás vas a poder saber el verdadero impacto de tu testimonio en la vida de los demás y eso nos desalienta pues pensamos que nuestro testimonio no tiene repercusiones o simplemente a veces nos parece muy complicado testimoniar desde nuestras propios caminos e inclusive estudios…pero nada está peleado con nuestra vocación a servir.

En lo personal, he podido encontrar infinidad de ejemplos: un profesor mío (de ingenieríapues estudio una ingeniería) organizaba a sus alumnos y amigos para ir a dejar juguetes en Navidad y el día del niño en hospitales; un amigo mío preocupado por los problemas que aquejaban a la sociedad decidió dejar sus estudios de ingeniería y prepararse para estudiar psicología y abrir un grupo de apoyo junto con su director espiritual…¡en todo podemos dar testimonio!

3.- ¿CUÁLES SON MIS CUALIDADES Y MIS APTITUDES Y COMO LAS PUEDO PONER AL SERVICIO?

Desde tocar guitarra, saber de informática, filosofía o hasta el simple hecho de barrer rápido, son cualidades que bien te pueden servir para Dios. Pienso yo que un buen cristiano es aquel que utiliza hasta sus limitantes para poder dar gloria a Dios, especialmente cuando no encuentras alguna forma con tus aptitudes.

¿Piensas que es imposible utilizar tus limitantes? Pregúntale a Augusto y Michaela Odone, que encontraron un tratamiento para la enfermedad incurable de su hijo…sin ningún tipo de conocimiento médico previo. Créelo o no, ambos padres, preocupados por su hijo, dejaron sus trabajos (Augusto trabajaba en un banco) y se dedicaron desesperadamente a la investigación de la medicina, rindiendo sus frutos en el llamado “Aceite de Lorenzo”. Augusto recibió un doctorado en medicina honorífico gracias a su trabajo por la Universidad de Stirling. Siendo ignorante si los Odone eran creyentes o no, la idea ahí está.

4.- MI REALIDAD NECESITA DE DIOS PORQUE ES DE DIOS.

San Juan Pablo ll en su encíclica Redemptoris missio (Misión redentora) habla de el llamado de todo cristiano a ver su vida como una misión para la gloria de Dios, un llamado a encaminarnos en la nueva evangelización.

Y no necesitamos ir a otros países para llamarnos misioneros, ya que la misión existe dentro de nuestra realidad, de nuestro entorno y existen muchos casos para representarlo, como lo puede ser tu familia o tus amigos e inclusive tu carrera profesional.

Algo que se piensa tan incompatible como puede ser una ingeniería, puede ser el desarrollo de alguna aplicación para ayudar a rezar o si eres escritor, declinarte por escribir un libro que hable sobre tu propio testimonio, si tienes un estudio de grabación, utilizarlo para grabar cantos de los coros de tu parroquia…etcétera y mas etcétera.

5.- NECESIDAD DE DIOS ¿QUÉ NECESITA DIOS DE MI PARA QUIENES ME RODEAN?

Esa necesidad que carcome hasta lo mas profundo de la existencia solo puede ser llenado por el Eterno, mas sin embargo a veces no vemos la necesidad en nuestro contexto y solamente damos patadas de ahogado en nuestra comunidad.

San Juan Bosco encontró el llamado a servir a los jóvenes y niños. En su realidad se encontró con que algunos estaban muy alejados de Dios y haciendo inclusive malabares o piruetas para llamar su atención buscó introdudirlos a la vida de fe.  O el mismo san Juan Pablo ll que encontró de igual manera la necesidad de llamar a los jóvenes al encuentro con Cristo y que mejor manera que fundar la Jornada Mundial de la Juventud. ¿Cuál es tu realidad y como puedes ayudar a que tu vocación se una con la misión? Solo recuerda que el amor es la base de todo.

Autor: catoliscopio.com

lunes, 18 de abril de 2016

¿Somos creados para ser herramientas de Dios?



¿Cuál es Mi Misión? Somos llamados por Dios para unirnos a Él en Su misión.  Somos llamados para actuar y aceptar una asignación importante.   Cuando yo era un niño, solía ver Misión Imposible todo el tiempo.  Era uno de mis programas preferidos.  Me encantaban todos los aparatos y dispositivos, pero también me encantaba la introducción del programa, porque era cuando el Sr. Phelps obtendría su asignación grabada en una pequeña cinta que se autodestruiría después de haber descrito la asignación.  La cinta siempre comenzaba de la misma forma:  “Sr. Phelps, su misión, si decide aceptarla….”  Y entonces se describía la misión a lograr.  Me gusta esa parte porque parece implicar que aquí se tomaba una decisión. De alguna manera, la asignación era opcional.  De muchas formas, nuestra vida cristiana es muy similar.  Dios es quien nos ofrece nuestra asignación y la ha definido claramente en la Escritura.  Sin embargo la decisión es nuestra.  ¿Nos unimos a la aventura o simplemente observamos desde la orilla?  ¿Y cuál es exactamente la misión? ¿Qué es lo que se nos llama a hacer?  ¿Cuál es nuestra asignación?  ¡Somos llamados a SERVIR A DIOS!  ¿Y cómo hacemos eso?  De eso hablaremos hoy, pero primero veamos lo que Él nos dice en la Escritura.

Fuiste Creado Para Servir a Dios Primeramente debemos darnos cuenta de que ¡fuimos creados para servir!  Se nos dieron herramientas inherentes para ser usadas para servir a nuestro Señor, y esa es la razón por la que fuimos creados. Mi abuelo era carpintero, y construía sus propios caballetes para aserrar.  Eran simples herramientas funcionales que carecían absolutamente de propósito, excepto para apuntalar algún proyecto en el que estuviera trabajando.  Y cuando ya estaban demasiado deteriorados para servirle, simplemente los rompía para hacer leña.  Bueno, Dios es mucho más amable que eso con nosotros, pero nosotros también fuimos creados para servir.

Jeremías 1:5 “Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones.”

Antes que tu mamá siquiera pensara en tenerte, ¿Para qué te diseñó Dios? ¡Para un TRABAJO especial!!!  Ella aún pudo haberte considerado un accidente, ¡pero Dios ya te había diseñado para servir!

Fuiste Salvado Para Servir a Dios Pero no solo fue el plan original para ti el servir a Dios, sino que realmente te apartó para salvación, para que pudieras hacer este trabajo.  Mi abuelo tenía muchas clases de sierras, y muchas de ellas eran simplemente sierras desechables que él usaba para hacer trabajos rápidos. Si la sierra se rompía, realmente no había problema.  Pero él tuvo una sierra especial por más de 50 años.  Esa la tenía aparte, porque era confiable, derecha y resistente.  Él reservaba esta sierra para cortar los proyectos que eran realmente importantes para él.  Tu fuiste apartado por Dios por una razón muy similar.

2 Timoteo 1:9 “ Dios,.. quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos.”

Hemos sido salvados y apartados por un propósito especial, somos Su herramienta preciada.  Su herramienta favorita.  Su instrumento precioso.

Fuiste Llamado Para Servir a Dios Más allá de eso, Dios te está llamando para servirle.  ¿No has sentido esa inclinación en tu corazón?  ¿No has querido experimentar a Dios en una manera más profunda?  Bueno, ese deseo viene de Dios.  Es su voz llamándote para algo más.  A veces pensamos que los misioneros y las monjas y la madre Teresa, son los únicos que han sido llamados por Dios para servir.  Debemos considerar que Dios nos llama a TODOS nosotros para esta clase de servicio.

Romanos 7:4 “Así también vosotros, hermanos míos, habéis muerto a la ley mediante el cuerpo de Cristo, para que seáis de otro, del que resucitó de los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios.”

¡Eres parte del “cuerpo de Cristo” de lo que llamamos “Iglesia”!  Recientemente mi espalda comenzó a darme muchos problemas, y no pasó mucho tiempo para que mi pierna también comenzara a dolerme porque me estaba apoyando más sobre un lado.  Una lesión y una debilidad conduce a otra.  Todos nosotros somos parte de este cuerpo, y cuando alguno de nosotros no está trabajando, no falta mucho para que otras cosas también se descompongan.  Todos necesitamos servir y hacer nuestra parte si es que nuestra familia aquí va a estar saludable.  Eso es por lo que diseñamos diferentes oportunidades para que todos ustedes sirvan.

Se Te ha Ordenado Servir a Dios Dios sabe que a veces necesitamos una patada en el trasero.  A veces, aún cuando podemos entender que el servicio es una parte necesaria de la vida cristiana, aún así podemos no actuar y servir como debemos.  Así que Él ha tenido que ¡DEMANDARLO!

Mateo 20:26-28 “Mas entre vosotros no será así,sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros será vuestro siervo;como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.”

La mayoría de las veces cuando pensamos sobre el servicio en nuestra cultura, realmente estamos pensando en ¡que se nos SIRVA!  Estamos rodeados de gente que nos sirve casi invisiblemente.  Meseros y meseras, carteros, recolectores de basura, el empleado en Starbucks.  Afrontémoslo, usualmente somos nosotros los que son servidos.  Piensa en eso por un minuto.  Hoy serás servido por cualquier número de personas en tu comunidad.  ¿A cuántos servirás TÚ?  Especialmente si hoy no estás trabajando.  Hay una muy alta posibilidad de que pases el día entero sin servir ¡PARA NADA!  Recuerda que no debemos confundir el deseo de Dios para que sirvamos, con nuestro deseo de ser servidos.  Recuerda que no podemos hacer NADA para salvarnos a nosotros mismos y ganar nuestro entrada al cielo.  Esto está MUY claro en la Palabra de Dios.  No podemos hacer NADA para merecer nuestra ENTRADA al cielo, pero la Escritura dice que seremos recompensados en base a lo que hagamos aquí en este planeta.  Tu vida será diferente una vez que consideres y te des cuenta de que eres llamado a servir y vivir una vida significativa.  Realmente no creo que habrá puertas en el cielo, pero si las hubiera, Dios ciertamente estaría parado ahí con dos importantes preguntas para ti, porque estas dos preguntas son de suma importancia.  Primero, Él va a querer saber lo que hiciste con Su Hijo.  ¿Lo aceptaste como Señor y Salvador?  Esa es la pregunta que determina tu salvación.  En seguida Él va a preguntarte a quién trajiste contigo al reino.  Esa pregunta bien puede ser expresada de otra forma.  Él va a querer saber qué fue lo que hiciste con los dones y talentos que te dio.  ¿Los usaste para el crecimiento del Reino?  Esta pregunta no tiene nada que ver con tu salvación, ¡pero tiene todo que ver con tu recompensa!

Así Que ¿Cuál es Mi Asignación? Entiende que tu estás aquí por una razón, y nada más de lo que hagas te satisfará.  Tú fuiste creado y salvado y llamado y ordenado para unirte a Dios en Su Misión aquí en la tierra.  Tú estás aquí para servir a aquellos a tu alrededor, para que ellos puedan llegar a conocer a Dios.  Todo servicio debe señalar de nuevo a Dios.  Somos llamados a servir, para que podamos ser un ejemplo para el mundo, una luz, y para que los que están perdidos puedan algún día ver y conocer a Dios por ellos mismos.  Así que si todos nosotros somos llamados a estar comprometidos en la obra de Dios,  aún si no somos pastores profesionales de tiempo completo y misioneros, ¿cómo se supone que haremos eso?  ¿De qué somos capaces?  ¿Cuáles habilidades tenemos que puedan ser usadas por Dios?  Bueno, todo comienza por ver cuidadosamente tu propia vida y comenzar a examinar las cosas que te entusiasman, las cosas que te interesan, las cosas que te apasionan.  Entonces podemos hacer nuestro mejor esfuerzo para ver la manera en que Dios ya nos ha equipado para servirle.

Dios usará nuestra pasión para ayudar a dirigirnos hacia la obra de edificación de Su reino, pero es solo una pequeña parte de lo que Él ya nos ha dado para servirle.  Una forma sencilla de ver tu propia vida y saber lo que tu tienes que ofrecer, es considerando estas cinco características que representan algo que Dios ya te ha dado para usarlas en la edificación del Reino y para servirle a Él.

Dones Espirituales Primero, reconoce el hecho de que Dios te ha dado dones específicos que han sido particularmente diseñados para ministrar, para bendecir a la iglesia y para ayudar al crecimiento del reino.  Estos son llamados Dones Espirituales, y a todos nosotros se nos ha dado algo.  Mira lo que Pablo dice acerca de los Dones Espirituales:

Efesios 4:7 “Pero a cada uno de nosotros fue dada la gracia conforme a la medida del don de Cristo.”

1 Corintios 12:11 “Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere.”

1 Corintios 12:7  “Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho.”

¿Así que de qué estamos hablando aquí?  Bueno, Pablo dice que estos dones incluyen la  “palabra de sabiduría,” la “palabra de ciencia,” la “fe” el “don de sanidad” el “hacer milagros,” el de “profecía,” la habilidad del “discernimiento de espíritus,” el hablar “diversos géneros de lenguas,” y la “interpretación de lenguas.”  Pero es válido decir que cualquier cosa que tenga un papel específico en la bendición de la iglesia o en la edificación del Reino, es un don espiritual.  La habilidad para conducir la alabanza, por ejemplo.

Corazón Pero, adicionalmente a los Dones Espirituales, Dios nos da algo más que nos ayuda para servirle.  Él lo llama “corazón.”   Mira lo que Dios dice acerca del corazón:

Proverbios 27:19 “Como en el agua el rostro corresponde al rostro,  así el corazón del hombre al del hombre.”

Así que ¿qué es el ‘corazón’?  es aquello en lo que estás interesado, aquello que te motiva, lo que te hace levantarte por la mañana, lo que te produce emoción y energía, y es algo diferente en cada uno.  Te pertenece a ti y es posible que nadie más lo comparta contigo en la misma forma.  Ya hablamos un poco sobre esto, porque el hablar de ‘corazón’ es hablar de pasión.  Y Dios te dio el don de la pasión, no para que puedas perseguir el amor o el sexo, sino para que puedas dirigirla hacia tu relación con ÉL.  A través de la Escritura, Dios nos está llamando a entregarle nuestro corazón.

Romanos 1:9 / Efesios 6:6 Sirve al Señor con todo tu corazón.

Habilidades Pero si aún te estás preguntando qué es lo que Dios te ha dado para servirlo, solo mira algunas de tus habilidades naturales.  Estas no te fueron dadas por la NATURALEZA, ¡éstas te fueron otorgadas por Dios!  Mira lo que Él dice:

Romanos 12:6 “De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe.”

1 Corintios 10:31 “Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios.”

A veces tomamos como algo natural algunas de nuestras habilidades inherentes dadas por Dios, y no podemos imaginarnos de qué manera podemos usarlas para Dios.  Bueno, el fin de semana pasado, cuando estuvimos en México, conocimos a un misionero que nos dijo que a él le gustaría que regresáramos y jugáramos un torneo de fútbol con la comunidad local como un medio para alcanzar a aquellos que nunca habían escuchado el Evangelio.  Aún tu habilidad atlética te ha sido dada para ser usada en el ministerio, a fin de alcanzar al mundo perdido y edificar el Reino de Dios.

Personalidad Más allá de nuestras habilidades, Dios también nos ha formado con personalidades específicas y Él también usará nuestras particularidades, nuestras debilidades y nuestra fortaleza para servirle.  Mira lo que Él dice acerca de esto:

1 Corintios 12:6 “Y hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo.”

Dios utiliza todo de nosotros, a pesar de nuestras diferencias.  Él usó al profeta Jeremías, aunque él era un hombre sumamente melancólico.  También usó a Pero, y él era una persona impetuosa e impulsiva.  Usó a Pablo, y él era un teólogo lógico y analítico. Aún usó a Tomás quien era escéptico y receloso.  Sin importar quien seas, y lo que puedas pensar de tu personalidad, Dios te la ha dado para ayudarte a encontrar el rol perfecto en tu servicio para Él y en el crecimiento del Reino.

Experiencias Finalmente, vamos a añadir la última pieza a este rompecabezas mientras tratamos de entender lo que Dios ya nos ha dado para ayudarnos a servirle.  Adicionalmente a los Dones Espirituales, el Corazón, las Habilidades y la Personalidad, Dios nos ha dado Experiencias.  Dios nos ha dado la jornada de la vida para ayudar a prepararnos para el servicio.  Yo ciertamente lo puedo ver en mi propia vida.  A mi me fueron dadas tantas experiencias en la Aplicación de la Ley, que realmente parecía carecer de sentido, hasta que me di cuenta de que Dios me las dio para que más tarde pudiera ayudar a alguien por el camino.  Aún las peores épocas nos han sido dadas para que podamos servir a otros.  Mira lo que Él dice en la Escritura:

2 Corintios 1:3-4 “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios.”

Todas estas cosas nos han sido dadas por Dios.  Nuestros Dones Espirituales, nuestro Corazón, nuestras Habilidades, nuestras Personalidades y nuestras Experiencias.  Nos fueron dados para que aún cuando estamos fuera de casa y en nuestras vidas diarias,  podamos alcanzar a un mundo perdido para Jesucristo.

Dios quiere que sepas que cada experiencia, habilidad y característica personal te fue dada para compartir el amor de Dios.

Ayúdame a Comenzar Sabemos que el caminar cristiano es un proceso.  Primero comienzas por cambiar tu corazón y tu vida, luego alcanzas a tus amigos y los traes también a Cristo, y finalmente alcanzas al mundo perdido y les compartes el gozo del Evangelio.  Comienzas por cambiar lo que tu eres, y ¡terminas cambiando al mundo para Jesucristo!

Autor: Pleaseconvinceme.com

Sacerdote, regalo de Dios para el mundo



A punto de consumarse su vida, en el año 2071, el sacerdote protagonista de este cortometraje, rememora todo su ministerio. Cuando pasa revista a su infancia y a su juventud, le viene a la cabeza aquel feliz día en el que se cruzó con un grupo de jóvenes que llevaban una cruz por las calles de su ciudad. El encuentro con el Papa en la JMJ 2011 le impulsó a dar el paso en su vocación sacerdotal. Era la audacia de Dios, al llamarlo para ser cura. Desde aquel momento todo su ser ha sido un regalo de Dios para el mundo.

AUTOR: CONTRACORRIENTE PRODUCCIONES

domingo, 17 de abril de 2016

Dios llama a quien quiere




Carta del 22 de febrero de 1977

Se ve claramente en todos los casos que Dios llama a quien quiere, que el llamado no depende de nuestras cualidades, de nuestros méritos, sino de su amor de predilección. Toda la Escritura nos enseña esto: Dios se adelanta por amor a cualquier iniciativa del hombre. No me habéis elegido vosotros a mí. Yo os elegí a vosotros, éstas son las palabras del Evangelio. A ti, a mí, a todos nos ha escogido Dios por amor, nos ha asociado a su cruz y a su gloria; nos pide seguir tras sus huellas dolorosas y al mismo tiempo nos inunda de la experiencia de un amor incomparable.

Yo, al menos, cada día voy descubriendo esa infinita riqueza de Dios. Cada día descubro que el hecho de haber sido llamado por Dios no tiene ningún parangón en esta vida: ni las mayores riquezas ni los amores humanos más nobles significan nada frente a la posibilidad de sentir su amor un segundo. ¡Qué seguridad! ¡Qué fortaleza ante cualquier problema o dificultad nos da la fe en su presencia! Así comprendo cada vez mejor la experiencia de san Pablo, quien decía que nada le podía separar del amor de Cristo.

Ojalá pudiéramos transmitir a los hombres de hoy esta experiencia, no con palabras, sino con el testimonio de nuestra vida. El testimonio hiere las conciencias adormiladas de los hombres que yacen indiferentes ante la gran responsabilidad de vivir y dar sentido a su vida. Nuestro sentido cristiano de la vida debe ser la llama que encienda el amor entre los hombres que se alimentan de odios azuzados por ideologías y filosofías extremistas. La vivencia de un Evangelio sin barreras y sin interpretaciones personales debe convertirse en la luz que ilumine este mundo que camina en las tinieblas.


Fuente: churchforum.org

sábado, 16 de abril de 2016

No te prometo




En este periodo de crisis parece que toda fuente de esperanza tiene posibilidades de ganar adeptos. Al menos así lo ha entendido La Conferencia Episcopal Española, que lanzaba hace unos meses la campaña "Te prometo una vida apasionante" para suscitar interés en otro sector en crisis, el de las "vocaciones sacerdotales": principal, nueve sacerdotes te prometen que el sacerdocio es un trabajo fijo y un proyecto inolvidable con él que sabrás que has hecho lo que debes (aunque no siempre consigas la comprensión de los que te rodean). El anuncio, que respondería a las promesas que "te han hecho y no se han cumplido" aprovecha el escenario de crisis económica y escepticismo en los dirigentes políticos y empresariales para identificar el sacerdocio con una "vida apasionante".


viernes, 15 de abril de 2016

Lo que un grupo de hombres puede hacer de madrugada en un bar



En un bar se ha visto de todo y más. Pero cuando veas este vídeo quedarás agradablemente sorprendido por lo que fueron capaces de hacer un grupo de hombres.
¡Simplemente hermoso!

Autor: ALETEIA TEAM

jueves, 14 de abril de 2016

«El otro partido». Un conmovedor corto donde los sacerdotes son los titulares


Con motivo de la Jornada de Oración por las Vocaciones, que se celebra el próximo domingo 17 de abril, la Delegación de Pastoral Vocacional de la arquidiócesis de Madrid ha difundido el corto titulado: «El otro partido», en el que se muestra la labor muchas veces desconocida y silenciosa que realizan los sacerdotes.

Los cuatro curas protagonistas tienen los mismos deseos que cualquier aficionado de fútbol: ver jugar a su equipo, pero por encima de todo está su deber como sacerdotes que no conoce horas ni descanso.

Este corto puede ser un  bonito recurso para dar a conocer de lo que se trata la vida sacerdotal y promover una cultura donde haya una apertura mayor a la vocación consagrada como un camino de despliegue y felicidad a la que están llamados algunos hombres y mujeres de nuestros días.

«Nos hacemos sacerdotes para servir a nuestros hermanos y hermanas. Las imágenes de Cristo que tomamos como referencia para el ministerio de los sacerdotes son claras: Él es el “Sumo sacerdote”, del mismo modo cerca de Dios y cerca de los hombres; es el “Siervo”, que lava los pies y se acerca a los débiles; es el “Buen Pastor”, cuyo fin siempre es el cuidado del rebaño».

Esperamos les guste y les sea muy útil en su apostolado :)

Autor: Luisa Restrepo Fuente: catholic-link.com

lunes, 11 de abril de 2016

Cuando Benedicto XVI explica “Pedro, ¿me amas?”




Nuestro alejamiento de las lenguas clásicas –un barco a la deriva que se va hundiendo irreparablemente– nos impide disfrutar de delicadezas como la que Benedicto XVI resalta en un pasaje de su último libro, Los apóstoles y los primitivos discípulos de Cristo (Espasa), dedicado a Pedro.

En griego existen dos verbos que designan la acción de amar: filéo, que expresa el amor de la amistad, tierno y entregado, pero no totalizador; y agapáo, que significa amar sin reservas, con una donación completa e incondicional a la persona amada. El evangelista Juan, cuando refiere el episodio de la aparición de Jesús resucitado a Pedro a orillas del lago Tiberíades, emplea ambos de un modo muy significativo y dilucidador. Podemos imaginarnos ese episodio como el encuentro de dos viejos amigos conscientes de la herida que se ha abierto en su relación, pero dispuestos a restañarla sinceramente, dispuestos a recibir y dar perdón, para que esa herida no ensombrezca el futuro de su amistad. Pedro sabe que, apenas unos días antes, cuando su amigo más lo necesitaba, lo ha traicionado por cobardía o por mero instinto de supervivencia, negándolo hasta tres veces después de prometerle lealtad absoluta. Y Jesús, por su parte, sabe que esa traición ha sido consecuencia de la debilidad de su amigo, consecuencia pues de la propia naturaleza humana; y sabe también que su amigo está avergonzado y mohíno por su falta de coraje. Entonces Jesús, dispuesto a olvidar ese desliz, le pregunta a bocajarro: «¿Me amas?».

El evangelista escribe agapâs-me; esto es: «¿Me amas con un amor completo e incondicional?». Es como si Jesús demandara a Pedro un amor superior al que hasta entonces le ha profesado, un amor que excluya las debilidades y que proclame una adhesión entusiasta, acérrima, tal vez sobrehumana. Nada hubiese resultado más sencillo para Pedro que responder agapô-se («te amo incondicionalmente»), satisfaciendo esa demanda de amor absoluto que Jesús le lanza; pero, consciente de sus limitaciones, consciente de que lo ha traicionado y de que en el futuro tal vez vuelva a hacerlo (aunque, desde luego, nada más alejado de su propósito), Pedro le responde con pudorosa y escueta humildad: Kyrie, filô-se; esto es: «Señor, te quiero al modo humano, con mis limitaciones». Podemos imaginar que la respuesta de Pedro por un segundo defraudaría a Jesús: ha ofrecido a su amigo su perdón sincero y algo más que su perdón, a cambio de que nunca más le vuelva a fallar; pero su amigo no desea defraudarlo con esperanzas vanas, no desea que Jesús le atribuya virtudes sobrehumanas. Entonces Jesús insiste y vuelve a usar el verbo agapáo: «¿Me amas más que éstos?», refiriéndose a los discípulos que se hallan junto a Pedro a orillas del lago. Esta segunda pregunta de Jesús debió de incorporar un matiz perentorio, incluso exasperado, algo así como: «Oye, te estoy preguntando que si me amas a muerte, no me vengas con medias tintas». Pedro sin duda captó ese tono requirente, tal vez incluso enojado de Jesús; y algo debió de temblar dentro de él, tal vez el miedo a decepcionar a su amigo; y no parece improbable que su respuesta tuviese un tono compungido, desfalleciente, lastimado, temeroso de recibir una reprimenda. Pero así y todo volvió a emplear el verbo filéo: «Señor, te quiero a mi pobre y defectuosa manera, con todas mis fragilidades a cuestas».

Entonces Jesús vuelve a interpelarlo por tercera vez, como tres habían sido las veces que su amigo lo había negado, en la noche amarga; pero, para sorpresa de Pedro, que ya estaría esperando un chaparrón de maldiciones e invectivas, Jesús emplea ahora el mismo verbo al que Pedro se había aferrado antes: Fileis-me? Es un momento de gran fuerza conmovedora, porque Jesús se da cuenta de que no puede exigirle a su amigo algo que no está en la frágil naturaleza humana; y, olvidándose de esa exigencia sobrehumana, se adapta, se amolda a la debilidad de Pedro, a la frágil condición humana, porque entiende que en su amor renqueante que tropieza y cae y sin embargo se vuelve a levantar dispuesto a proseguir sin titubeos su camino puede haber un ímpetu, una alegría de andar superior incluso a la de un amor que se cree vacunado contra todos los tropiezos. Entonces Pedro, gratificado por el perdón de su amigo que lo acepta como es, que lo abraza también en el tropiezo y en la caída, afirma con alivio, con decisión, con alborozo: «Sabes que te quiero» (filô-se).

Y fueron amigos para siempre. Tal vez porque el amor más exigente e incondicional es el que brindamos a quien no nos viene con demasiadas condiciones y exigencias.

Autor: Juan Manuel de Prada

viernes, 8 de abril de 2016

Este es el resumen de la Exhortación Apostólica Amoris’ Laetitia’ del Papa Francisco




El acompañamiento debe alentar a los esposos a ser generosos en la comunicación de la vida. « De acuerdo con el carácter personal y humanamente completo del amor conyugal, el camino adecuado para la planificación familiar presupone un diálogo consensual entre los esposos, el respeto de los tiempos y la consideración de la dignidad de cada uno de los miembros de la pareja. En este sentido, es preciso redescubrir el mensaje de la Encíclica Humanae vitae (cf. 10-14) y la Exhortación apostólica Familiaris consortio (cf. 14; 28-35) para contrarrestar una mentalidad a menudo hostil a la vida.

Los pastores debemos alentar a las familias a crecer en la fe. Para ello es bueno animar a la confesión frecuente, la dirección espiritual, la asistencia a retiros. Pero no hay que dejar de invitar a crear espacios semanales de oración familiar, porque «la familia que reza unida permanece unida».

La historia de una familia está surcada por crisis de todo tipo, que también son parte de su dramática belleza. Hay que ayudar a descubrir que una crisis superada no lleva a una relación con menor intensidad sino a mejorar, asentar y madurar el vino de la unión. No se convive para ser cada vez menos felices, sino para aprender a ser felices de un modo nuevo, a partir de las posibilidades que abre una nueva etapa. Cada crisis implica un aprendizaje que permite incrementar la intensidad de la vida compartida, o al menos encontrar un nuevo sentido a la experiencia matrimonial. De ningún modo hay que resignarse a una curva descendente, a un deterioro inevitable, a una soportable mediocridad. Al contrario, cuando el matrimonio se asume como una tarea, que implica también superar obstáculos, cada crisis se percibe como la ocasión para llegar a beber juntos el mejor vino. Es bueno acompañar a los cónyuges para que puedan aceptar las crisis que lleguen, tomar el guante y hacerles un lugar en la vida familiar.

Los Padres indicaron que «un discernimiento particular es indispensable para acompañar pastoralmente a los separados, los divorciados, los abandonados. Hay que acoger y valorar especialmente el dolor de quienes han sufrido injustamente la separación, el divorcio o el abandono, o bien, se han visto obligados a romper la convivencia por los maltratos del cónyuge. El perdón por la injusticia sufrida no es fácil, pero es un camino que la gracia hace posible. De aquí la necesidad de una pastoral de la reconciliación y de la mediación, a través de centros de escucha especializados que habría que establecer en las diócesis». Al mismo tiempo, «hay que alentar a las personas divorciadas que no se han vuelto a casar —que a menudo son testigos de la fidelidad matrimonial— a encontrar en la Eucaristía el alimento que las sostenga en su estado. La comunidad local y los pastores deben acompañar a estas personas con solicitud, sobre todo cuando hay hijos o su situación de pobreza es grave».


A las personas divorciadas que viven en nueva unión, es importante hacerles sentir que son parte de la Iglesia, que «no están excomulgadas» y no son tratadas como tales, porque siempre integran la comunión eclesial. Estas situaciones «exigen un atento discernimiento y un acompañamiento con gran respeto, evitando todo lenguaje y actitud que las haga sentir discriminadas, y promoviendo su participación en la vida de la comunidad. Para la comunidad cristiana, hacerse cargo de ellos no implica un debilitamiento de su fe y de su testimonio acerca de la indisolubilidad matrimonial, es más, en ese cuidado expresa precisamente su caridad».

En el curso del debate sobre la dignidad y la misión de la familia, los Padres sinodales han hecho notar que los proyectos de equiparación de las uniones entre personas homosexuales con el matrimonio, «no existe ningún fundamento para asimilar o establecer analogías, ni siquiera remotas, entre las uniones homosexuales y el designio de Dios sobre el matrimonio y la familia […] Es inaceptable que las iglesias locales sufran presiones en esta materia y que los organismos internacionales condicionen la ayuda financiera a los países pobres a la introducción de leyes que instituyan el “matrimonio” entre personas del mismo sexo».

Capítulo séptimo: La educación de los hijos

Los padres siempre inciden en el desarrollo moral de sus hijos, para bien o para mal. Por consiguiente, lo más adecuado es que acepten esta función inevitable y la realicen de un modo consciente, entusiasta, razonable y apropiado.

Aunque los padres necesitan de la escuela para asegurar una instrucción básica de sus hijos, nunca pueden delegar completamente su formación moral. El desarrollo afectivo y ético de una persona requiere de una experiencia fundamental: creer que los propios padres son dignos desconfianza. Esto constituye una responsabilidad educativa: generar confianza en los hijos con el afecto y el testimonio, inspirar en ellos un amoroso respeto. Cuando un hijo ya no siente que es valioso para sus padres, aunque sea imperfecto, o no percibe que ellos tienen una preocupación sincera por él, eso crea heridas profundas que originan muchas dificultades en su maduración. Esa ausencia, ese abandono afectivo, provoca un dolor más íntimo que una eventual corrección que reciba por una mala acción.

La libertad es algo grandioso, pero podemos echarla a perder. La educación moral es un cultivo de la libertad a través de propuestas, motivaciones, aplicaciones prácticas, estímulos, premios, ejemplos, modelos, símbolos, reflexiones, exhortaciones, revisiones del modo de actuar y diálogos que ayuden a las personas a desarrollar esos principios interiores estables que mueven a obrar espontáneamente el bien. La virtud es una convicción que se ha trasformado en un principio interno y estable del obrar. La vida virtuosa, por lo tanto, construye la libertad, la fortalece y la educa, evitando que la persona se vuelva esclava de inclinaciones compulsivas deshumanizantes y antisociales.

Asimismo, es indispensable sensibilizar al niño o al adolescente para que advierta que las malas acciones tienen consecuencias. Hay que despertar la capacidad de ponerse en el lugar del otro y de dolerse por su sufrimiento cuando se le ha hecho daño. Algunas sanciones —a las conductas antisociales agresivas— pueden cumplir en parte esta finalidad. Es importante orientar al niño con firmeza a que pida perdón y repare el daño realizado a los demás.

El encuentro educativo entre padres e hijos puede ser facilitado o perjudicado por las tecnologías de la comunicación y la distracción, cada vez más sofisticadas. Cuando son bien utilizadas pueden ser útiles para conectar a los miembros de la familia a pesar de la distancia. Los contactos pueden ser frecuentes y ayudar a resolver dificultades. Pero debe quedar claro que no sustituyen ni reemplazan la necesidad del diálogo más personal y profundo que requiere del contacto físico, o al menos de la voz de la otra persona.

El Concilio Vaticano II planteaba la necesidad de «una positiva y prudente educación sexual» que llegue a los niños y adolescentes «conforme avanza su edad» y «teniendo en cuenta el progreso de la psicología, la pedagogía y la didáctica». Deberíamos preguntarnos si nuestras instituciones educativas han asumido este desafío. Es difícil pensar la educación sexual en una época en que la sexualidad tiende a banalizarse y a empobrecerse. Sólo podría entenderse en el marco de una educación para el amor, para la donación mutua. De esa manera, el lenguaje de la sexualidad no se ve tristemente empobrecido, sino iluminado.

Una educación sexual que cuide un sano pudor tiene un valor inmenso, aunque hoy algunos consideren que es una cuestión de otras épocas. Es una defensa natural de la persona que resguarda su interioridad y evita ser convertida en un puro objeto. Sin el pudor, podemos reducir el afecto y la sexualidad a obsesiones que nos concentran sólo en la genitalidad, en morbosidades que desfiguran nuestra capacidad de amar y en diversas formas de violencia sexual que nos llevan a ser tratados de modo inhumano o a dañar a otros.

Con frecuencia la educación sexual se concentra en la invitación a «cuidarse», procurando un «sexo seguro». Esta expresión transmite una actitud negativa hacia la finalidad procreativa natural de la sexualidad, como si un posible hijo fuera un enemigo del cual hay que protegerse. Así se promueve la agresividad narcisista en lugar de la acogida. Es irresponsable toda invitación a los adolescentes a que jueguen con sus cuerpos y deseos, como si tuvieran la madurez, los valores, el compromiso mutuo y los objetivos propios del matrimonio. De ese modo se los alienta alegremente a utilizar a otra persona como objeto de búsquedas compensatorias de carencias o de grandes límites.

La educación de los hijos debe estar marcada por un camino de transmisión de la fe, que se dificulta por el estilo de vida actual, por los horarios de trabajo, por la complejidad del mundo de hoy donde muchos llevan un ritmo frenético para poder sobrevivir. Sin embargo, el hogar debe seguir siendo el lugar donde se enseñe a percibir las razones y la hermosura de la fe, a rezar y a servir al prójimo.

Capítulo octavo: Acompañar, discernir e integrar la fragilidad

Se trata de integrar a todos, se debe ayudar a cada uno a encontrar su propia manera de participar en la comunidad eclesial, para que se sienta objeto de una misericordia «inmerecida, incondicional y gratuita». Nadie puede ser condenado para siempre, porque esa no es la lógica del Evangelio. No me refiero sólo a los divorciados en nueva unión sino a todos, en cualquier situación en que se encuentren. Obviamente, si alguien ostenta un pecado objetivo como si fuese parte del ideal cristiano, o quiere imponer algo diferente a lo que enseña la Iglesia, no puede pretender dar catequesis o predicar, y en ese sentido hay algo que lo separa de la comunidad (cf. Mt 18,17). Necesita volver a escuchar el anuncio del Evangelio y la invitación a la conversión. Pero aun para él puede haber alguna manera de participar en la vida de la comunidad, sea en tareas sociales, en reuniones de oración o de la manera que sugiera su propia iniciativa, junto con el discernimiento del pastor.

Si se tiene en cuenta la innumerable diversidad de situaciones concretas, como las que mencionamos antes, puede comprenderse que no debía esperarse del Sínodo o de esta Exhortación una nueva normativa general de tipo canónica, aplicable a todos los casos. Sólo cabe un nuevo aliento a un responsable discernimiento personal y pastoral de los casos particulares, que debería reconocer que, puesto que «el grado de responsabilidad no es igual en todos los casos», las consecuencias o efectos de una norma no necesariamente deben ser siempre las mismas. Los presbíteros tienen la tarea de « acompañar a las personas interesadas en el camino del discernimiento de acuerdo a la enseñanza de la Iglesia y las orientaciones del Obispo.

Capítulo noveno: espiritualidad matrimonial y familiar

La presencia del Señor habita en la familia real y concreta, con todos sus sufrimientos, luchas, alegrías e intentos cotidianos. Cuando se vive en familia, allí es difícil fingir y mentir, no podemos mostrar una máscara. Si el amor anima esa autenticidad, el Señor reina allí con su gozo y su paz. La espiritualidad del amor familiar está hecha de miles de gestos reales y concretos. En esa variedad de dones y de encuentros que maduran la comunión, Dios tiene su morada. Esa entrega asocia « a la vez lo humano y lo divino », porque está llena del amor de Dios. En definitiva, la espiritualidad matrimonial es una espiritualidad del vínculo habitado por el amor divino.

Una comunión familiar bien vivida es un verdadero camino de santificación en la vida ordinaria y de crecimiento místico, un medio para la unión íntima con Dios. Porque las exigencias fraternas y comunitarias de la vida en familia son una ocasión para abrir más y más el corazón, y eso hace posible un encuentro con el Señor cada vez más pleno.

La oración en familia es un medio privilegiado para expresar y fortalecer esta fe pascual. Se pueden encontrar unos minutos cada día para estar unidos ante el Señor vivo, decirle las cosas que preocupan, rogar por las necesidades familiares, orar por alguno que esté pasando un momento difícil, pedirle ayuda para amar, darle gracias por la vida y por las cosas buenas, pedirle a la Virgen que proteja con su manto de madre. Con palabras sencillas, ese momento de oración puede hacer muchísimo bien a la familia. Las diversas expresiones de la piedad popular son un tesoro de espiritualidad para muchas familias. El camino comunitario de oración alcanza su culminación participando juntos de la Eucaristía, especialmente en medio del reposo dominical. Jesús llama a la puerta de la familia para compartir con ella la cena eucarística (Ap 3,20).

Autor: http://www.actuall.com/


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jueves, 7 de abril de 2016

7 maneras de prestar primeros auxilios emocionales






Si alguien se hace un corte, se cura la herida. Si tiene un dolor fuerte, se toma un analgésico. Nadie cuestiona eso.

Cuidar de nuestros malestares físicos es normal, pero todo el mundo sabe que sentir dolores emocionales, como por ejemplo una sensación de fracaso o rechazo, puede doler tanto o incluso más que el dolor físico.

Y ya que duele, tenemos que intentar detener el dolor. Aquí van 7 maneras de cuidar el alma en la hora del dolor:

1. Reconoce el dolor emocional y trabaja para aliviarlo antes de que se vuelva dominante y demasiado opresivo. El cuerpo humano sigue amplificando el dolor físico para que uno sienta que algo no va bien y le ponga remedio. Lo mismo sucede con los dolores emocionales. Si adviertes que tienes un dolor emocional que no está mejorando, eso significa que estás realmente “herido” y necesitas cuidarte. La soledad, por ejemplo, es un sentimiento que puede ser devastador para la salud mental y física de las personas. Si tu o alguien a quien quieres se está sintiendo socialmente aislado, ¡es necesario actuar!

2. Cuando los pensamientos negativos empiecen a dominar tus pensamientos, intercéptalos con distracciones positivas. Seguir dando replay en el cerebro a algo malo que ha sucedido, sólo para torturarte, sin estar buscando una solución o incluso una profundización, no lleva a ningún sitio y sólo causa más dolor. Bloquea los pensamientos negativos. Una buena manera de dejar de dar vueltas a lo negativo en nuestras mentes es distraerse con algo que exija concentración. Vale todo lo que te haga enfocarte en otra cosa: sudoku, palabras cruzadas, recordar el nombre de los compañeros de la infancia, abrir un libro. Estudios científicos sugieren que incluso dos minutos de distracción pueden reducir los pensamientos negativos obsesivos.

3. Vigila y protege tu autoestima. En el momento en que sientas que te hundes, busca un momento para tener compasión de ti mismo. La autoestima es un tipo de sistema inmunológico que nos protege de muchos dolores emocionales y que fortalece la resiliencia. Es importante vigilar la propia autoestima y evitar hacer el agujero más grande todavía, sobre todo cuando uno ya está con el “ala rota”, cuando el corazón ya duele. Un buen ejercicio mental para esos momentos de super autocrítica es pensar en un amigo muy querido e imagínalo pasando exactamente por lo mismo que tu estás pasando ahora. Escribe una carta a tu amigo expresándole compasión y apoyo, ¡verás que muchos de los mensajes contenidos en la carta te sirven a ti!

4. Redirecciona tus reacciones post-derrota. Es muy habitual después de sufrir un fracaso enfocarse en lo que no funcionó, en lo que no podemos hacer en vez de en lo que sí podemos hacer. Forma parte de la naturaleza de las heridas emocionales, un dolor llama a otro, y si no rompes el círculo vicioso, no conseguirás reponerte para actuar de la mejor forma posible. Seguir dando cuerda para sentirte inútil y desmoralizado, sólo provocará más fracaso aún. Prueba a enumerar los factores que puedes controlar en tu próximo intento. Piensa en planear y preparar, por ejemplo, en cómo puedes mejorar las cosas para tener éxito en lo que deseas. Este tipo de ejercicio mental reducirá la sensación de impotencia y mejorará tus oportunidades en el futuro.

5. Encuentra significado en tus pérdidas. Pérdidas, derrotas, fracaso – todo esto forma parte de la vida, y también duele. Lo que no debe suceder es dejar de curar las heridas abiertas. Si crees que el dolor está tardando mucho en desaparecer, intenta buscar un sentido en la pérdida y subrayar las cosas buenas de lo que ha pasado. Claro que no siempre es fácil, pero considera que tu experiencia te puede ayudar a ti e incluso a otras personas a adquirir una nueva perspectiva de la vida. Piensa en los cambios que puedes hacer para alinear tu vida con tus valores y objetivos.

6. No sigas culpándote obsesivamente. La culpa puede ser una cosa buena, nos alerta de que necesitamos cambiar algo en una relación. Pero la culpa excesiva puede ser tóxica: nos hace gastar mucha energía emocional e intelectual, nos distrae de nuestras tareas y nos impide disfrutar de la vida. ¿Te equivocaste con alguien? Pide perdón, pero atención: hay formas y formas de pedir perdón. El ingrediente fundamental de una petición de perdón efectiva es la empatía. En otras palabras, al pedir perdón debes enfocarte menos en explicar porque hiciste lo que hiciste, y más en cómo tus actos impactaron a la otra persona. Es mucho más fácil perdonar a alguien cuando tenemos la sensación de que el otro realmente entiende cómo nos sentimos. ¿Quieres librarte de la culpa?: pide perdón, y si es necesario, hazlo más de una vez, si sientes que fuiste perdonado de corazón será más fácil acabar con ese sentimiento malo en tu interior.

7. Descubre lo que te funciona cuando estás emocionalmente herido. Préstate atención a ti mismo y comprende cómo haces para lidiar con tus heridas emocionales. ¿Te cierras en ti mismo? ¿Tienes un ataque de furia, pero te recuperas rápido? ¿Reniegas de tus sentimientos? No dejes de observarte en estos momentos y comprende lo que funciona contigo. Es básicamente lo mismo que saber que de entre una serie de analgésicos disponibles en la farmacia, existe uno que funciona mejor contigo cuando tienes dolor de cabeza. El mismo razonamiento sirve a la hora de fortalecer tu resiliencia emocional. Intenta varias maneras y descubre la que te va mejor. Pero sobre todo, adquiere la costumbre de observar tu estado emocional regularmente – principalmente después de pasar por situaciones estresantes, dolorosas o difíciles.

Sí, hacer toda esa higiene emocional lleva tempo y da trabajo, pero mejorará de verdad tu calidad de vida.

miércoles, 6 de abril de 2016

“¡Hoy es miércoles y yo me levanto!”





El 2 de abril se cumplieron once años de la muerte de San Juan Pablo II. Este año cayó justo en la vigilia de la fiesta de la Divina Misericordia, instituida por el mismo Pontífice polaco. Exactamente como sucedió en 2005. Y por este motivo el cardenal Angelo Comastri, vicario general del Papa para la Ciudad del Vaticano, concedió una entrevista a la Radio Vaticana (al periodista Alessandro Gisotti), en la que habló sobre el vínculo entre el Pontífice polaco y la Misericordia, eje del Jubileo extraordinario de Papa Francisco, y reveló una anécdota de los últimos días de Karol Wojtyla.

“Era el 30 de marzo de 2005, miércoles, el último de su vida. Todos sabíamos que el Papa había empeorado y por eso estábamos un poco preocupados, todos estábamos rezando por este motivo.

Hacia medio día me avisaron: ‘¡Se abrió la ventana del apartamento!’. Yo, evidentemente, salí de mi oficina, corrí a la Plaza San Pedro y, a medio día, vi que el Papa se asomó. No logró decir ni una palabra; solo levantó la mano derecha y trazó un gran Signo de la Cruz que fue su testamento, su despedida para la Iglesia, su despedida para el mundo. Supe poco después lo que sucedió esa mañana.

Al despertarse, Juan Pablo II susurró (porque hablaba con poca voz, apenas perceptible) a sor Tobiana y a don Stanislao Dziwisz: ‘Hoy es miércoles’. Pero no le dieron peso a sus palabras. Pasó un poco de tiempo y dijo de nuevo :’Hoy es miércoles’. Una vez más fueron ignoradas las palabras del Papa.

A las 10 dijo con un tono un poco más autoritario: ‘¡Hoy es miércoles y yo me levanto!’. Evidentemente se espantaron frente a esta decisión del Papa y trataron de convencerlo. Pero el Papa, inamovible, dijo: ‘Hoy es miércoles y yo me levanto porque la gente viene y no quiero decepcionarla’. Se estaba muriendo y pensaba en los demás”.

“Me gusta resumir el testimonio de la Misericordia de Juan Pablo II —afirmó Comastri— con dos luces: la del perdón, hasta el heroísmo, y la del anuncio de la verdad, porque el perdón y la verdad son dos luces que provienen de la Misericordia”.



El perdón: “Imagínense que inmediatamente después del atentado, cuando el Papa estaba en un lago de sangre, al recuperar un poco la conciencia, las primeras palabras que dijo fueron: ‘Perdono al hermano que me ha disparado’. Llamar en ese momento ‘hermano’ a Alí Agca implica un gran valor, una gran fe, un gran testimonio». Y más: “Cuando el Papa se recuperó no organizó protestas, huelgas, venganzas… solamente oración; oración y perdón. Aquí se ve el rostro bello del catolicismo”.

Y luego está la “luz de la verdad”: Papa Wojtyla «hizo que brillara esta luz con tres encíclicas maravillosas, pero también con muchísimos discursos. La encíclica ‘Veritatis Splendor’, la encíclica ‘Evangelium Vitae’ y la ‘Fides et Ratio’. ¡Juan Pablo II —subrayó el purpurado— gritó la verdad porque la verdad es un servicio de Misericordia! ¡Porque el pecado es el mal y hace daño! Y no hay que olvidar que Jesús, el misericordioso, Aquel que dijo ‘Yo he venido por los pecadores…’, también añadió: ‘para que se conviertan’”.

Artículo originalmente publicado por Vatican Insider

martes, 5 de abril de 2016

Ya somos pocos, Señor. Y cada día menos. El campo va quedándose huérfano.






Ya somos pocos, Señor. Y cada día menos. El campo va quedándose huérfano. Damos de comer a todos y la humanidad nos vuelve la espalda; peor aún, nos acosa y nos persigue, haciéndonos la vida cada día más dura. Da tristeza sentir que la única presencia que viene de fuera es la de la violencia de las armas de parte de guerrilleros, paramilitares, delincuencia común y, a veces, hay que reconocerlo, de las fuerzas del estado

Pero, Señor, Creador del universo, yo quiero mi tierra. En ella nací y en ella he dejado y sigo dejando mi experiencia. En ella vivieron y murieron mis padres y abuelos. Tú también, Dios hecho hombre, Jesús de Nazareth, tuviste mucho cariño a la naturaleza. La tierra y los árboles, los animales y el agua, las flores fueron buena noticia en el anuncio de tu Reino de amor y de servicio.

Entre las muchas cosas bellas que dijiste acerca de la creación, recuerdo con satisfacción aquello que trae tu discípulo Juan: “Yo soy la vid y ustedes los sarmiento o ramas. Si alguien permanece en mí y yo en él, produce mucho fruto pero sin mí nada pueden hacer.”(Juan 15, 5) Y aquello otro:”Ustedes no me escogieron a mí; soy yo quien los escogí a ustedes y los he puesto para que vayan y produzcan fruto abundante.” (Juan 15, 16)

Saber todo esto me da mucha alegría. Somos ramas del único árbol de vida que eres tú, Jesucristo. Y en ti y por ti estamos invitados a adelantar tu Reino de hermandad por el amor y el servicio a nuestros prójimos. Es lo que esperas de nosotros donde quiera nos encontremos y en oficio que realicemos.

Quiero, Señor Jesús, compartir tu amor por toda la creación. Concédeme sabiduría y capacidad para usar la tierra sin destruirla y poder dejar a mis hijos un espacio de vida en buenas condiciones. Ayúdame a darme cuenta de mi dignidad de ser humano y dame valor para unirme a mis hermanos campesinos en busca de mejores condiciones para nosotros y para todos los que hasta ahora hemos sido marginados de los bienes del universo. “Sólo así la tierra podrá cantar tus alabanzas pues la gloria de Dios es el hombre viviente” (San Ireneo).

Tomado del libro Oremos viviendo el amor y la misericordia de Dios No 3